Arqui

Hace 20 años conocía por primera vez la ciudad, caminaba viendo todo a su alrededor, esos enormes edificios habían surgido del ingenio de alguien. ¿Cómo es que lo lograron? Subir enormes cristales para forrar el piso 50 de aquella montaña de acero y concreto. Grúas, gritos, enojos, presión, horas refunfuñando, una que otra broma para aligerar la carga y extrañar todo el tiempo a su familia.

Pero pensar que vale la pena, que la imaginación de uno y el trabajo de muchos esté ahí materializado por quien sabe cuántos años. Pararse frente a ella y sentir lo pequeño que te puedes convertir frente a un sueño cuando se hace realidad.

Todo eso en su mente y quería darlo a entender a quienes solo veían un edificio más.

Ciencia y arte, frente a sus ojos  hipnotizados. Unas nubes se reflejaban por el piso 45 o 46, no estaba seguro cual era, pero parecía darle forma a un rostro. Ya no sabía si él veía al edificio o el edificio lo veía a él.

Escuchó una voz en su interior diciéndole “esto no es para ti”,  tomó su cámara para cambiar el lente gran angular y colocar una apertura 1.4 “Sonríe”, esta vez la vocecilla lo decía para el también y el edificio se convirtió en un fondo borroso en una fotografía.